Suena raro…
un poco loco quizás… pero trataré de explicar por qué puede ser de gran
utilidad ignorar por completo la mente del otro como heurístico para manejarnos
en la vida y saber qué nos conviene y que no.
Uno de los
pocos axiomas válidos de la psicología es que “el mejor predictor de la conducta futura es la conducta pasada”. En
efecto, si quieres saber la conducta más probable de una persona en el futuro,
busca antecedentes de cómo se comportó en el pasado: un posible socio, una
posible pareja, un amigo, etc.
Olvídate de
la mente. La mente del otro es una entelequia, un relato inobservable que ni
siquiera su propietario conoce del todo. Las personas no sabemos a ciencia cierta
por qué nos comportamos como nos comportamos. La mente contiene relatos
autobiográficos que no tienen como objetivo la verdad sino la adaptación al
entorno evitando máximamente el dolor y el malestar.
Me guío por
la conducta del otro: lo que me dice y hace ¿me hace sentir bien o mal? Responde
sin importarte por qué se comporta como
lo hace, solo fíjate cómo actuó en el pasado y, si te hizo daño… ¡aléjate!
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