Grábalo a
fuego en tu mente: no negocies nunca desde la escasez.
En la
psicología de la nutrición, se suele recomendar al paciente que nunca vaya a
hacer la compra al supermercado sin haber comido, es decir, con hambre, sino
después, con el estómago bien saciado. Esto impedirá que nos llevemos productos
que no nos conviene y que los responsables de marketing de los supermercados
nos “vendan” lo que quieren que compremos.
Es decir,
el estado de escasez (hambre) nos impide elegir adecuadamente lo que nos
conviene comer en este caso.
En las
relaciones personales y más de pareja, tres cuartos de lo mismo: si “negocias”
la relación desde la escasez, corres el riesgo de elegir lo que le conviene al
otro y no a ti. Cuando te des cuenta, estarás en una relación que no te satisface,
pero de la que es complicado a veces salir…
¿Solución? Aprende
a estar solo (siendo feliz y buscando TU realización) y, paradójicamente, elegirás
mejor a tu futura pareja, porque no negociarás desde la escasez, sino desde la
abundancia, sin miedo a romper la negociación.
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